Los países que ya aplican un impuesto a la “renta inesperada”
El Gobierno presentó los detalles del proyecto de ley por el que buscará captar la “renta inesperada” de las empresas, derivada del contexto alcista de precios de las materias primas que se produjo con la invasión rusa a Ucrania. En el mundo, tiene antecedentes: Italia, Reino Unido y España aplican una alícuota para sectores con “ganancias extraordinarias” por la guerra.
La justificación oficial para avanzar en el nuevo impuesto, que cosecha el rechazo del empresariado local, es que un grupo reducido de empresas tienen ingresos excepcionales (ganancia neta) de más de $1.000 millones por una situación que no es producto de la inversión y la generación de empleo local.
Afirman que el impuesto sobre la renta inesperada “se está debatiendo en el mundo” ante un escenario “complejo que profundiza las desigualdades y exacerba la concentración de la riqueza, donde la Argentina no es la excepción”. El planteo aparece en la respuesta 242 que el jefe de Gabinete, Juan Manzur, presentó en el Senado, la semana pasada.
Ese debate global sobre cómo afrontar la escalada inflacionaria derivada de la guerra y mejorar los ingresos de los Estados tuvo cierto aval del FMI, que planteó la posibilidad de una temporal de impuestos a las empresas beneficiadas por la “renta inesperada”.
El debate que el Gobierno reinstaura en la Argentina viene precedido por las decisiones que adoptaron Italia, el Reino Unido y España por los efectos de la guerra en Ucrania, que se resumen a continuación:
1. Italia aplica un impuesto a los beneficios extraordinarios para las empresas eléctricas
A fines de abril, con los precios internacionales de la energía en máximos de al menos una década y media, el gobierno de Italia puso en marcha su propio impuesto a la renta inesperada.
Se llama “impuesto a los beneficios extraordinarios”, como informó TN, y grava con una tasa de 10% a los beneficios excepcionales que registraron las empresas energéticas que operan en ese país. Asciende a 4400 millones de euros.
El primer ministro italiano, Mario Draghi, justificó el impuesto con el objetivo de solventar una rebaja de 25 centavos de euro en el precio de los combustibles, que se disparó tras la invasión rusa, y congelar el precio de la energía durante el verano europeo.
“Gravamos una parte de los beneficios extraordinarios que están obteniendo los productores gracias al aumento de los costes de las materias primas, y distribuimos ese dinero entre empresas y familias en dificultades”, argumentó el primer ministro.
2. Reino Unido establece un impuesto de 25% “a las ganancias inesperadas”
El gobierno de Boris Jonhson anunció a fines de mayo la aplicación del “windfall tax” o a las ganancias inesperadas para los productores de petróleo y gas que operan en el Reino Unido.
Se trata de una tasa de 25% sobre los resultados excepcionales, por el cual subsidiará consumos estimados en casi US$19.000 millones. El gravamen estará vigente hasta el 31 de diciembre de 2025.
La decisión se basó en que por el impacto de la guerra entre Rusia y Ucrania, los usuarios residenciales de gas en Gran Bretaña triplicarán la factura promedio de su consumo (de unos U$1.000 antes de la guerra a US$3.500 estimados para octubre), de acuerdo con cálculos del ente regulador energético británico.
3. España busca reconvertir un tributo “a las ganancias caídas del cielo”
España ya ejecutaba un impuesto para las ganancias extraordinarias por la pandemia de Covid-19. Con la guerra. El gobierno de Pedro Sánchez planteó reconvertirlo o reforzarlo con el foco en las empresas energéticas.
“España fue uno de los primeros países que intervino el tema de los beneficios caídos del cielo. No sé por qué se puede intervenir el sector financiero y no el energético”, señaló Sánchez al participar en el Foro de Davos.
4. El reclamo en Bélgica para “recuperar los beneficios caídos del cielo”
A fines de abril, el gobierno de Bélgica pidió al Banco Nacional que busque una fórmula para recuperar los “beneficios caídos del cielo” de las centrales nucleares como consecuencia del alto precio del gas y su proyección en el mercado eléctrico.
La ministra de Energía belga, Tiene Van der Straeten, sostuvo que es “inaceptable” que la empresa nuclear ENGIE -que gestiona el parque atómico belga- no contribuya más a las arcas públicas pese a estar aumentando sus beneficios debido a la suba excepcional de precios.