Advierten que 2022 terminará con un nivel alto de riesgo monetario
Con diversas variables claves de la economía, la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral, junto Romano Group, puso en marcha el Índice de Riesgo Monetario (IRM), que anticipa posibles escenarios de inestabilidad monetaria. Allí se concluye que el país atravesó muy pocos períodos de estabilidad monetaria y, por el contrario, la mayoría se caracterizan por una fuerte inestabilidad.
Si este índice supera el 60%, “es predecible anticipar un shock en la economía doméstica. “Ese shock puede ser de confianza (reestructuraciones de deuda privada, acuerdo con un organismo multilateral, ingreso de divisas extraordinario por mejoramiento de las condiciones locales o internacionales) o de desconfianza (asociado a corridas cambiarias, devaluación de la moneda, reestructuraciones forzosas de activos, y, por ende, incidencia en la estabilidad monetaria de la economía doméstica)”, explicó el profesor Alfredo Romano, quien impulsó el desarrollo del IRM.
En la presentación oficial de este índice participó Horacio Liendo, ex director del Banco Central de la República Argentina (BCRA) y uno de los arquitectos de la convertibilidad, quien se sumó al lanzamiento del IRM y brindó su visión sobre los datos aportados y el valor de esta herramienta como índice de referencia vinculado a temas diarios de los argentinos.
Romano y Liendo explicaron que las medidas adoptadas por el Gobierno desde la explosión de la crisis financiera desatada con la salida del ministro Martín Guzmán lograron alejar pero no evaporar el escenario de una espiralización de la inflación a niveles no manejables. Al respecto, Liendo indicó que la velocidad con la que la sociedad se desprende de los pesos circulantes marcará si hay lugar o no para una hiperinflación y aclaró que, con cepo y con “cierta ilusión monetaria que todavía existe” ese escenario no aparece en el horizonte inmediato.
Índice mensual. Se trata de un índice de actualización mensual, cuyo mes y año de base es octubre de 2010, con estadísticas oficiales del INDEC y el BCRA. Se construye a partir de distintas variables económicas en términos locales y globales, consideradas “imprescindibles” para mantener la estabilidad monetaria de la economía doméstica: Pasivos remunerados (Leliq, pases, lebac); Base monetaria respecto al PIB; Pasivos remunerados respecto al PIB; Pasivos remunerados respecto a la base monetaria; Riesgo país y comparativo contra economías emergentes; Reservas internacionales brutas; Saldo balanza comercial mensual (Exportaciones e Importaciones); Tipo de cambio oficial; Tasas de interés real; Inflación; y PBI.
“Este índice es únicamente una referencia que intenta explicar el contexto monetario. Frente a determinados valores, podría predecir eventos extraordinarios, como una devaluación de la moneda doméstica”, explicó Romano.
El índice, que toma como año base el 2010, si se ubica por debajo del 30% resulta ser un escenario de estabilidad monetaria, mientras que un índice superior al 60% refleja un escenario de altísima fragilidad monetaria. De este último nivel se puede predecir en un futuro inmediato o mediato, decisiones de política económica de shock para corregir la tendencia.
“Frente a un índice que supera el 53,3% en agosto 2022, vemos que el gobierno de turno ha tenido que tomar medidas extraordinarias para generar determinada estabilidad monetaria. Es así que el ministro de Economía Sergio Massa, comunicó un dólar soja de $200 para incidir en la liquidación de divisas y posible acumulación de reservas internacionales frente a los eventos devaluatorios que sufrieron las monedas paralelas (CCL, MEP) durante el mes de julio 2022”, concluyó Romano.
Entorno desfavorable. “En este escenario de subas de tasas en el mundo, resulta difícil pensar en lograr un nuevo shock de confianza y nos inclinamos por pensar que la economía está ingresando en una dinámica negativa, de desconocido desenlace. La inflación proyectada por encima del 100% para 2022 sumado a un tipo de cambio atrasado en términos reales, 91.5 para ser precisos, y unos pasivos remunerados alcanzando nuevamente un pico de USD 58.167 millones, presionan a una corrección cambiaria”, indicaron.
Por lo tanto, “resulta probable que la economía doméstica sufra un shock de desconfianza en los próximos meses, materializado en una posible devaluación de la moneda doméstica, sumado a posibles escenarios de estrés de la deuda doméstica”.
Los expertos no se pusieron de acuerdo respecto de la conveniencia y la factibilidad de dolarizar como herramienta para reducir este alto nivel de riesgo. Mientras Romano afirmó que la dolarización es el camino inevitable en este contexto de descreimiento absoluto sobre la moneda y sobre la clase política, con una larga historia de déficit fiscal, inflación y devaluación, Liendo consideró que la mejor opción disponible y creíble es mantener la vigencia del peso, pero permitiendo que el dólar sea utilizado como medio de cancelación legal de cualquier pago. “No están dadas las condiciones para una convertibilidad o una dolarización”, expresó Liendo, con el background de haber sido uno de los artífices del mayor período de estabilidad de la Argentina a partir de 1992.