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¿Cómo es la “solución de mercado” para desarmar las Leliq?

Economía 24/11/2023
El peligroso desafío que enfrentará, la dupla Luis Caputo en Economía y Demian Reidel en el BCRA es desactivar las LELIQ sin Plan Bonex ni hiperinflación. Caputo promueve una “solución de mercado” que implica canjear esa deuda por otros títulos públicos. Para Milei resolver “la bola de las LELIQ” es el primer paso imprescindible para avanzar en la normalización cambiaria, en paralelo con una severa política fiscal.
CAPUTO REIDEL
El desafio de Caputo-Reidel es desactivar la "bomba de las LELIQ" sin híper ni Plan Bonex.

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Aunque la biblioteca está dividida y no pocos economistas y analistas del mercado consideran que “la bola de las LELIQ”, como comúnmente se conoce a la voluminosa deuda que acumuló en estos años el Banco Central, no es el centro de las dificultades para poner en marcha un plan de estabilización de la economía y avanzar en la unificación del mercado de cambios, el consenso entre los equipos que aportaron a la búsqueda de un plan integral para el presidente electo Javier Milei es que resolver la cuestión es el primer paso imprescindible para avanzar en la normalización cambiaria. En paralelo, una severa política fiscal.

La propuesta que se presentó desde la consultora fundada por el ex ministro de Finanzas y también ex presidente del Banco Central, Luis Caputo, fue “muy bien recibida” en todos sus aspectos técnicos, aseguraron fuentes cercanas quienes explicaron que fue eso lo que derivó en al ofrecimiento para dejar al ex funcionario a la puerta del Ministerio de Economía. Crítico de la dolarización, como casi todos los economistas que empezaron a colaborar en el diseño del plan, ese escollo acaba de superarse tras el apartamiento de Emilio Ocampo designado en un principio como futuro presidente del Banco Central. Esa función recaería ahora sobre otro ex funcionario del BCRA, Demian Reidel. Ex integrante del equipo de Federico Sturzenegger durante su gestión en el BCRA en la presidencia de Macri, Reidel se definía a sí mismo hasta esta mañana como “desarmador de cepos”. Colegas suyos de aquellos tiempos recuerdan las visitas que Milei hacía a su despacho en el lejano 2016.

Entre ambos deberán llevar a cabo el plan para desactivar el peligro que, asumen, significan las Leliq. En los antecedentes puede encontrarse el rumbo, una idea que se planteó más de una vez: la conversión de la deuda del Banco Central en deuda del Tesoro. Ambas hoy pagan altas tasas de interés que compiten, aunque no superan, a la inflación.

Ése sería el corazón de “la solución de mercado” que impulsa Caputo, un mecanismo que él mismo aplicó durante 2018, en su breve paso por el BCRA antes de su enfrentamiento con los funcionarios del FMI que lo eyectó de la función pública, hasta ahora.

Cómo estabilizar los precios evitando el colapso económico. La cancelación progresiva de las deuda del Central, guiando su migración hacia títulos del Tesoro en coordinación con la Secretaría de Hacienda fue uno de los principales rasgos de una gestión que ahora se retomaría en sus rasgos central y que, presumen en el mercado, incluiría también la activa participación del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la ANSES.

El economista Iván Carrino recordó que entre junio y septiembre de 2018, en la breve estancia de Caputo en el BCRA, el stock de Lebacs (hoy denominadas Leliq) se redujo 30%, canjeada por bonos del Tesoro.

 “Tampoco hay tantas alternativas. Si querés eliminar las LELIQ pero a la vez cumplir los contratos y no ir contra los derechos de propiedad sin hacer un Plan Bonex, la que queda es ofrecer a los tenedores de esa deuda otro título”, sostuvo el analista quien no descartó que esos títulos sean de algún otro organismo público (como en su momento había imaginado Ocampo con la creación de un fideicomiso) y quien redujo la cuestión, en definitiva, a una negociación. “Lo que se va a intentar no deja de ser una discusión entre el Banco Central y los bancos que operan en la Argentina. Será cuestión de tasa, también, no está claro por qué no aceptarían”, sostuvo.

En el contexto de ese plan, trascendió además la posibilidad de lograr financiamiento por unos USD 15.000 millones, el principal expertise de Caputo, aun con las dudas que genera un país con un nivel de riesgo país por encima de los 2.000 puntos. De ahí que el plan fiscal, otra vez, en sintonía perfecta con Hacienda se vuelve central en el andamiaje hacia el levantamiento de las restricciones cambiarias.

Sin el combustible de la emisión monetaria que siga alimentando la presión sobre el tipo de cambio y la vocación del público de deshacerse desesperadamente de los pesos, la eliminación del cepo cambiario es el objetivo de fondo, contra el que conspiraba la promesa de una dolarización diferida en el tiempo. En esa clave se leyó, rápidamente, el cambio de nombres para conducir la próxima etapa del Banco Central.

Desactivar las Leliq sin Plan Bonex ni hiperinflación. El desarme de las Leliq es un tema inquietante y urgente. Será lo más urgente que deberá enfrentar el Gobierno entrante y lo que permitiría destrabar exitosamente el cepo cambiario en pocos meses.

El tema que tiene ahora absoluta prioridad es el manejo del stock de Leliq, que ya supera los 23 billones de pesos. Si alguien tenía dudas de que se trata de una verdadera bomba de tiempo, los bancos se encargaron de recordarlo: en los últimos días dejaron de renovar los vencimientos y con esos pesos suscribieron pases pasivos.

La diferencia es que las Leliq se emiten a 28 días y los pases a un día. La decisión es, por lo tanto, quedarse bien líquidos a la espera del recambio presidencial, el 10 de diciembre. Acortar los plazos de las colocaciones implica llevarse menos tasa, pero nadie está dispuesto a tomar mayores riesgos.

La operación requiere de un manejo sumamente delicado. El fantasma de Erman González acecha. El ministro de Economía de Carlos Menem a fines de 1989 fue quien avanzó con el Plan Bonex, que consistió en un forzoso canje de plazos fijos en moneda local (en aquel momento australes) por un título en dólares a diez años.

Fue la única forma que encontró aquel gobierno que recién arrancaba para encaminar una economía tan desequilibrada como la actual: sin reservas en el Banco Central y un enorme excedente monetario, producto de altísimos niveles de déficit fiscal. Pero además, el país sufría un contexto de hiperinflación y las altas tasas de interés hacían crecer aceleradamente el déficit cuasifiscal.

La posibilidad de una confiscación de depósitos está descartada. Ningún gobierno, incluso uno que recién arranca, podría resistir políticamente una medida estilo Plan Bonex o un nuevo corralito, como sucedió en 2001. Caer en una hiperinflación, sin embargo, ya no es una decisión del gobierno sino que es un peligro latente. El propio Milei lo reconoció en las primeras entrevistas que otorgó tras la victoria en el balotaje.

La tarea que le espera a la dupla Caputo-Reidel, es atacar rápidamente el problema de las Leliq. Claro que sin un Plan Bonex ni una hiperinflación que licúe el millonario peso que hoy tiene estos pasivos remunerados. La tasa de interés efectiva de estos instrumentos ya se ubica en el 254% anual y constituye la principal fuente de emisión monetaria.

Aunque por ahora no hay confirmación de ningún tipo, se especula que “Toto” Caputo podría conseguir unos USD 15.000 millones frescos para avanzar. Estas divisas, en teoría, permitirían levantar el cepo cambiario y que los plazos fijos puedan ir al dólar sin generar un descalabro.

Justamente, el principal peligro de liberar las restricciones y unificar el tipo de cambio es la presión que pueda ejercer sore el dólar la enorme cantidad de pesos sobrantes. Un fuerte salto cambiario en este contexto y la falta de reservas podría llevar tranquilamente a un contexto de “mega” inflación o sencillamente a una hiper.

Sin embargo, por ahora son todas conjeturas. Sin dólares frescos que permitan capitalizar el Banco Central parece difícil que se pueda terminar relativamente rápido el programa de las Leliq.

Caputo demostró en la gestión de Mauricio Macri que lo suyo es justamente seducir inversores y atraer fondos frescos. Colocó en aquel gobierno un bono en pesos a tasa fija y diez años plazo. Y fue quien le sugirió al Presidente en aquel momento recurrir al FMI en 2018 cuando la crisis cambiaria se empezó a profundizar.

El ex ministro y amigo personal de Macri ya participó en el primer contacto que hubo vía “streaming” con las autoridades del FMI. Allí se habría hablado sobre la necesidad de conseguir un “puente” de financiamiento por parte del organismo para aplicarlo a la “operación Leliq”.

Conseguir dólares que hoy el Banco Central no tiene es imprescindible para desarmar de manera urgente el stock de Leliq y reducir drásticamente además las altísimas tasas de interés que impiden la vuelta al crecimiento. El FMI es candidato, pero también se especuló con distintos fondos internacionales que podrían estar dispuestos a poner algún dinero exclusivamente bajo la responsabilidad de ellos.

Una vez que haya desaparecido el fantasma de las Leliq, el próximo gobierno podría avanzar con la eliminación del cepo y la unificación cambiaria. A eso se refería Milei cuando hablaba de aplicar políticas de shock para enfrentar los problemas de la Argentina.

La propuesta que hace un par de meses acercaron los bancos a través de las cámaras del sector (ADEBA y ABA) parte de un enfoque mucho mas gradualista. Básicamente parte de la premisa que un plan de estabilización que permita bajar la inflación tendría efectos importantes sobre el stock de Leliq. En primer lugar porque aumentaría la demanda de dinero, pero además también impulsaría un baja de las tasas de interés, que es uno de los problemas más importantes que enfrenta el BCRA y principal responsable del déficit cuasifiscal, que asciende nada menos que a 10% del PBI, una cifra record para la historia argentina.

Fuente: INFOBAE

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