El consumo de carne está en nivel más bajo de los últimos 100 años
En los primeros 30 meses de gestión del actual gobierno, el precio de la carne aumentó 273 por ciento. El kilo de asado valía $ 289 en noviembre de 2019, diez días antes de la asunción de Alberto Fernández, y valía $ 1.078 a fines de mayo, precisó el diputado mendocino Omar de Marchi, de Juntos por el Cambio y vicepresidente de la Cámara de Diputados, en base a datos de la Cámara de Industria y Comercio de Carne (CICCRA). Y agregó que en junio el precio de la carne vacuna aumentó 5,1% y el de la carne de pollo 6,3 por ciento.
La exportación de carne vacuna tuvo una de las mayores caídas de la historia argentina, en 2021 se registró más bajo consumo interno por habitante de los últimos cien años, subió el precio de la carne, cerraron las exportaciones y los precios se dispararon más, señaló De Marchi.
De hecho, un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) precisó que en 2021 el consumo de carne vacuna de 47,8 kilos por habitante fue el más bajo en cien años. Para encontrar un valor inferior es necesario remontarse al año 1920 en que el consumo de carne por habitante de 46,9 kilos señalaron Emilce Terré y Pablo Lugones, investigadores de la BCR. Además, mientras históricamente la carne aportó entre 60 y 70% de las proteínas animales consumidas por los argentinos, en 2021 la proporción fue del 43 por ciento.
A pesar de todo, dijo el analista del mercado ganadero Víctor Tonelli, el sector ganadero siguió creciendo. “No en volumen –aclaró-, pero sí en eficiencia y competitividad, con una mejora de entre 4 y 5 puntos en tasas de destete en los últimos cuatro años, suba del peso neto de faena, mejora genética, calidad y respuestas a la demanda del mercado internacional”. Todo eso ocurre, a pesar de políticas en general y en particular hacia el sector “cada día más negligentes, que muestran un desmanejo absoluto”.
Sucede, dijo el experto, que los cerca de 200.000 productores del país tienen, por la naturaleza de su actividad, una mirada de al menos 2 o 3 años, en función del ciclo ganadero. “Los vientres que se suman este año van a estar produciendo en el próximo gobierno, y sea quien sea no puede ser peor. El productor sabe que, en términos de tiempos ganaderos, estos señores del gobierno se irán con la cola entre las patas y vendrán nuevos, es de esperar que con otra mirada, para reingresar al mundo y volver a una administración racional. Si la ganadería sigue sana, imagínate la recuperación que puede tener después de este desastre”, dijo Tonelli.
Además, recordó las restricciones vigentes sobre el sector. “Salvo la vaca conserva y manufactura y los toros, todo el resto de la faena, unas 10,5 millones sobre 13 millones de cabezas, tienen que volcar forzadamente al mercado interno y los 7 cortes populares (que el gobierno prohibió exportar) representan entre 22 y 24% del total de los cortes de la media res. Hay 25% de todos los animales que se faenan con destino a la exportación que tiene ese porcentaje con destino a mercado interno. Y lo peor del falso relato es que esos 7 cortes siguen siendo caros tras más de un año de restricciones. Y te cuentan que es más barato y firmaron otro acuerdo para que los cortes sean baratísimos hasta no sé cuándo. ¿Por qué no liberan todo y dejan que el sector exprese su potencial?, más carne, más trabajo, más dólares”.
El analista ganadero prevé además que los precios se mantendrán estables, al menos en términos reales, en los próximos meses. “Los encierres en feed-lot confirmados por SENASA están indicando más de 1.850.000 cabezas a fines de junio, lo que asegura buena provisión al mercado interno por 3 o 4 meses, ante una demanda deprimida por el nivel de los salarios y la inflación. Así que veo precios amesetados por 3 o 4 meses, al menos en términos reales (esto es, descontada la inflación)”, señaló.
Paradójicamente, la caída en el consumo de carne vacuna al nivel más bajo en 100 años se dio al cabo de repetidas intervenciones oficiales para lograr lo contrario, vía restricciones y prohibiciones a la exportación. Esto último sí se logró. Según el más reciente informe mensual de Ciccra las ventas externas cayeron en los primeros 5 meses del año a 241.700 toneladas “peso producto”, una caída del 7,8%, aunque con una mejora del 30% en valor, gracias al aumento de los precios internacionales.
El asado perdido. Los resultados de la política ganadera del gobierno fueron en sentido opuesto a una de las publicidades más recordadas de la campaña presidencial 2019, el spot “El asado perdido”, de la fórmula Fernández-Fernández. “Problemas tenemos miles todos los días, pero llegaba el fin de semana y alguien decía: ‘¿Sale asado?’. La verdad que empezar a perder esas cosas. Y no estoy hablando de comida. Hacer un asado era mucho más, era invitar a tu casa, invitar a tus amigos, reírte un rato”, decía una voz en off, mientras un atribulado argentino miraba una parrilla invicta de carne y llena de latas, hojas secas y otras cosas ajenas a un asado. “¿Para qué laburamos, si no?”, preguntaba el locutor y expresaba, con un rictus de amargura, el personaje, cuya cara se iluminaba en el remate: “lo bueno es que en un tiempito todo esto va a mejorar”, decía la voz, leyéndole el pensamiento. Y aparecían los rostros y los nombres de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
El gobierno, sin embargo, no olvidó la efeméride. A raíz del Día de la Ganadería, el INDEC recopiló datos del último Censo Nacional Agropecuario (2018), en que se identificaron 250.000 explotaciones agropecuarias, de las que poco más de 50% se dedican a la producción vacuna. En términos de rodeo, al número de cabezas vacunas (poco más de 40 millones) le siguen las de ovinos (ovejas), porcinos (cerdos), caprinos (cabras), equinos (caballos) y camélidos (llamas).
De las explotaciones ganaderas, una 30.000 se dedican al “ciclo completo” de la ganadería, unos 56.000 a la cría, poco más de 5.000 a la recría y cerca de 9.300 a la invernada. Más de tres cuartos de la producción vacuna tiene fines de comerciales, sea en la etapa de cría, recría e invernada. El informe precisa además que la producción tambera representa el 6% de la actividad vacuna nutriendo cerca de 6.000 tambos concentrados, en orden de importancia, en Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires y, un poco más atrás, Entre Ríos, La Pampa, Santiago del Estero y San Luis.
Si falta el asado, que al menos no falten las estadísticas.